Hace unos días, y después de duros esfuerzos, por fin conseguí finalizar un libro conseguido en la biblioteca de la Universitat de Barcelona, en el cuál tenía puestas algunas expectativas pero que finalmente se convirtió en un gran fracaso.
Esta es un reseña de la propia autora, de las muchas que circulan por la red, de la página layijadeneurabia.com (subtitulada "Apuntes sobre la destrucción de la Cultura Cristiana en Occidente"). Sólo con este título ya podríamos deducir que es lo que vamos a encontrar a continuación, pero lo más sorprendente de todo esto es que no es la única, podemos encontrar multitud de ellas solo con introducir el título del libro en cualquier buscador, y todo aliñado con los comentarios de sabios lectores que opinan y vuelven a opinar bajo un anonimato que da muchas alas a su imaginación.
Sobre la autora...
Rosa María Rodríguez Magda, (Valencia, España, 1957).
Catedrática de Filosofía. Consellera del Consell Valencià de Cultura.
Directora del Aula de Pensamiento de la Institució Alfons el Magnànim y
de la revista Debats. Ha sido profesora invitada en l’Université de
Paris VIII-Vincennes à Saint-Denis, Université Paris VII, Université de
Paris-Dauphine, Universidad Autónoma de México, Universidad de San Juan
en Río Piedras (Puerto Rico), New York University… Fue directora de la
Fundación Tercer Milenio-UNESCO. Especializada en pensamiento
contemporáneo, es autora, entre otros libros, de La sonrisa de Saturno,
El modelo Frankenstein, Transmodernidad, La España convertida al islam.
Ha publicado también en el terreno de la investigación feminista:
Femenino fin de siglo. La seducción de la diferencia, Foucault y la
genealogía de los sexos, El placer del simulacro… Y dentro de la
creación literaria: Tríptico, En alguna casa junto al mar, Las palabras
perdidas, Y de las pavesas surgió el frio, El deseo y la mirada… Ha
coordinado diversas obras y realizado ediciones críticas, así como
participado en múltiples libros colectivos. Textos suyos han sido
traducidos al inglés, francés, italiano y estonio.
Inexistente al-Andalus: de cómo los intelectuales reinventan el Islam
Titulado “Inexistente Al-Andalus: de cómo los intelectuales reinventan el islam”, ganó en el año 2008 el XIV Premio de Ensayo “Jovellanos”.
En él su autora, la valenciana Rosa María Rodríguez Magda, desmonta un
sinfín de tópicos históricos como el que justifica la famosa “alianza de
civilizaciones” de Zapatero.
Inexistente pues, ese al-Andalus de hoy
conforma tres tópicos: Primero, superioridad del periodo islámico frente
a la tradición hispana, postulación de la deuda y la culpa de
Occidente; segundo, modelo del diálogo de civilizaciones basado en una
supuesta convivencia idílica de las tres culturas; tercero, territorio a
recuperar para el terrorismo yihadista.
Dejando aparte la última perspectiva,
¿por qué se desea reescribir la historia?, ¿a qué obedece la recreación
de un ideal que pretende ostentar todo el atractivo del exotismo más la
utopía de una convivencia sin tacha? Sólo si desentrañamos cuáles son
sus mecanismos ocultos podremos desvelar las trampas, avanzar en la
comprensión de uno de los problemas más candentes de nuestro panorama
internacional, el denominado “choque de civilizaciones”, o, desde una
perspectiva contraria, “alianza de civilizaciones”, y que en el seno de
la globalización nos enfrenta a los retos de la convivencia
multicultural.
Al hablar de al-Andalus quiero dejar
bien claro que no deseo ocuparme propiamente del islam, sino de la
mitologización que desde Occidente se hace de éste, como contrapartida a
su demonización, posturas ambas alejadas de un mesurado juicio.
El mito de al-Andalus se gesta en
Occidente dentro de una bienintencionada propuesta conciliatoria.
Fetiche para los conversos españoles, para intelectuales
antiimperialistas, tópico literario, atracción para amantes del exotismo
cercano, recurso para políticos faltos de imaginación, modelo del
diálogo de civilizaciones.
Nos encontramos ante una idealización
histórica falsaria pero conveniente desde muchas opciones diversas.
Pretendido contrapunto de un Occidente imperialista y culpable, origen
en su caída del comienzo de la perversa acción colonizadora europea,
introduce de manera subrepticia la necesidad del pago de la deuda de
Occidente con el tercer mundo. Penosamente, en el fondo, se está de
alguna manera justificando la versión de los islamistas radicales, que
sin el menor recato lo convierten en emblema de la yihad, reiteradamente
reclamado por Al Qaeda.
Con la mitificación de al-Andalus, unos
desean hacerse perdonar, otros revivir un pasado glorioso, algunos
recuperar el dominio a través de la violencia. Motivaciones heteróclitas
que, si no logramos situar en su justa medida, van creciendo como una
bomba de relojería, cuyos estallidos, por desgracia, son cada vez más
frecuentes. El nuevo al-Andalus emerge como una utopía edulcorada, que
alumbra toda una serie de nuevos mitos anejos, algunos de los cuales he
querido analizar en este libro.
El primero de ellos, consecuente con la
idealización histórica a la que me vengo refiriendo, es la errónea
afirmación de que todo se lo debemos a los árabes, que gracias a ellos
hemos conservado la filosofìa griega y su ciencia, que de otra forma se
hubiera perdido, oponiendo un islam culto, científico y refinado a la
ignorancia oscurantista cristiana. Así, no habría habido conquista de
Hispania, sino jubilosa recepción de una cultura superior, por lo que la
Reconquista se convierte en simple genocidio, comienzo de un execrable
colonialismo. Esta es la génesis de un cierto autoodio europeo.
Otra de las afirmaciones es la defensa
en el islam de los derechos humanos. Aseveración que queda desmontada
cuando observamos algunas “lagunas” de las declaraciones islámicas de
derechos del hombre. Si éstas no reflejan el verdadero espítitu del
islam es una cuestión que los musulmanes deberán resolver, pero, en
cualquier caso, no estamos hablando de ideales, sino de legislaciones
actualmente vigentes y refrendadas por los regímenes islámicos, cuando
no de un práctica que choca aún más brutalmente con los derechos humanos
tal y como en Occidente se entienden, porque no creo que sea legítimo
el extender el relativismo cultural hasta la tolerancia de lo
intolerable.
Importancia simbólica capital a la hora
de normalizar las relaciones entre los grupos humanos que pueblan el
territorio europeo, especialmente en lo referente a la igualdad de los
sexos, tiene el mostrar la incongruencia de presentar la utilización del
velo islámico como una afirmación libre y personal, ocultando el
verdadero significado de discriminación hacia la mujer que conlleva.
Finalmente me he querido detener en la
consideración del terrorismo, y de los terroristas suicidas en concreto,
como supuesto acto desesperado de los oprimidos frente al imperialismo
americano y la mano negra del sionismo, visión ésta que, en el fondo,
les otorga cierta legitimidad.
En el epílogo insinúo algunas líneas de
lo que podría ser la valoracion de los actuales fenómenos migratorios, y
en concreto de la inmigración musulmana en Europa, el reto de una
integración igualitaria, y la responsabilidad de las tesis
multiculturalistas en la génesis de una peligrosa guetificación que
conduce a una sociedad enfrentada.
Se trata por consiguiente, y tal he
deseado hacer en las páginas de este libro, de analizar y desmontar toda
una serie de tópicos y afirmaciones que circulan sobre lo islámico,
presentes en buena parte de una intelectualidad multicultural, que
pretendiendo ser tolerante y antiimperialista, se vuelve cómplice
incluso de lo que en el fondo no es sino un totalitarismo subversivo de
los principios básicos de la democracia. Es radicalmente urgente
desmontar esas falacias que comienzan a configurar el discurso dominante
y “correcto”, para enfrentar con objetividad la situación actual del
islam en Europa y la defensa de unos principios generales, en los que
desde la Ilustración deseamos construir nuestra sociedad, sin sentirnos
atrapados en chantajes y autoinculpaciones. Se trata de algo tan obvio
como la defensa del derecho a la razón y la razón de los derechos.
***
Por mi parte lo que he podido leer a través de estas páginas no concuerda ni hace justicia con la biografía de quien parece una gran intelectual. Des de un primer momento habla de temas y muestra datos de los que puede estar muy bien documentada, pero si es filosofa que se dedique a filosofar y no se meta en un terreno de historiadores que no le corresponde.
De todas formas, la primera parte del libro que dedica a al-Andalus no me parece del todo averrante, podría ser que la convivencia no fuera tan idílica como se nos ha mostrado siempre, quién sabe, pero solamente con el hecho de leer su biografía y saber para quien ha trabajado en algún momento de su vida, todas las dudas que podía haber tenido se desvanecen de un plumazo.
Lo más penoso de todo esto no es que esta señora intente sepultar el mito de al-Andalus, si no la finalidad política con lo que está haciendo, sin intentar parecer siquiera crítica, simplemente con la intención de descalificar y sembrar el odio que en una sociedad como la nuestra actual tarda poco en florecer. Porque ya no es sólo que intente desmitificar una época en concreto, si no que va más allá y en un momento da un salto de 500 años en el ensayo para descalificar y desprestigiar todo lo que suene a islámico. Esta religión y manera de entender la vida que para ella se convierte en islamismo, terrorismo, falta de derechos humanos, discriminación contra la mujer,... Generalizando con una comunidad de más de 250 millones de personas que en muchas ocasiones nada tienen que ver las unas con las otras.
Pero, que se puede esperar de alguien que incluye reflexiones en un ensayo sobre un tema que se supone tiene que ser serio y especializado como esta... "¿Acaso no se puede ser espiritual siendo laico, incluso sin la pretensión de poseer un alma inmortal? También los no creyentes empezamos a estar hartos de vernos reducidos a la grosera materialidad por tantos iluminados que harían mejor en recordar las barbaries cometidas en nombre de sus fes respectivas. Y, personalmente, no acepto que nadie pretenda darme lecciones sobre la dimensión de mi conciencia, ni siquiera sobre la relación con lo sagrado que, con Dios o sin Dios, pueda yo explorar".
Para rematar, el ensayo acaba con el agradecimiento de la autora a Serafín Fanjul... acabáramos!! Si es que Dios lo cría y ellos se juntan...
- Christina Barragán
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