Siria ha dado el paso definitivo hacia la guerra civil. Homs es un
campo de batalla con cientos de cadáveres. La ciudad, controlada por los
rebeldes, sufrió el sábado de madrugada varias horas de bombardeo por
parte del Ejército gubernamental. Las fuerzas rebeldes anuncian una
inminente “ofensiva general” para vengar la matanza, la más sangrienta
desde el inicio de la crisis. La gravedad de los acontecimientos añadió presión a las discusiones en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, habla de
“crimen contra la humanidad”. Barack Obama exige la dimisión del
presidente Bachar el Asad. Rusia, aliada del Gobierno sirio, mantiene
que no se puede condenar solo a una de las partes en conflicto. Un
delegado de Moscú viajará el martes a Damasco para intentar algún tipo
de mediación, pero la dinámica bélica parece haber desbordado ya
cualquier posibilidad de transición pactada.
El Gobierno de Bachar el Asad asegura que las imágenes difundidas por
la oposición muestran víctimas de los rebeldes, no del Ejército, y
niega haber ordenado el bombardeo de Homs. “Es propaganda para presionar
al Consejo de Seguridad de la ONU”, dijo un portavoz en Damasco.
El bombardeo, sin embargo, se produjo. Resulta imposible verificar
los detalles del ataque, por las trabas impuestas por el Gobierno al
trabajo de los periodistas en territorio sirio. Pero distintas fuentes,
de uno y otro bando, confirmaron por teléfono a este periódico que las
fuerzas gubernamentales, desplegadas en torno a Homs, lanzaron durante
la noche del viernes al sábado un durísimo ataque de artillería.
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División sectaria
Homs ha caído desde hace semanas en una espiral de violencia
sectaria. Los barrios suníes son patrullados por milicias vinculadas a
los Hermanos Musulmanes y los barrios alauíes permanecen bajo control de
los shabiha, una milicia armada por el Gobierno.
Las continuas represalias entre unos y otros impide llevar la cuenta de
los asesinatos y secuestros. El Ejército apenas se atreve a adentrarse
en algunas zonas y se limita a mantener posiciones fortificadas. No hay
comercio y los servicios públicos funcionan de forma muy limitada.
Existen diversas versiones sobre el desarrollo de los sucesos desde
el viernes por la tarde. La oposición afirma que el bombardeo comenzó de
forma imprevista y destruyó más de 30 edificios de viviendas llenos de
familias. Más de 260 víctimas mortales han sido recuperadas de los
escombros, según la oposición, y dos hospitales no dejan de recibir
heridos.
Una fuente de Hezbolá en Beirut, simpatizante de Bachar el Asad pero
habitualmente bien informada sobre la crisis siria, definió el bombardeo
como “un hecho lamentable pero provocado por los propios rebeldes”. Esa
fuente explicó que durante el viernes se sucedieron las operaciones de
hostigamiento contra posiciones del Ejército dentro de Homs, y que las
fuerzas rebeldes del llamado Ejército de la Siria Libre, compuesto
principalmente por desertores, lograron secuestrar a más de una docena
de soldados. Eso habría provocado, de acuerdo con esa versión, una
“reacción furiosa e incontrolada” por parte de las tropas
gubernamentales apostadas en las afueras.
El cerco a Homs está dirigido por Maher el Asad,
hermano menor del presidente y jefe de dos unidades de élite compuestas
exclusivamente por alauíes, la Guardia Republicana y la Cuarta División
Mecanizada. La fuerza creciente de los rebeldes, en Homs y en otras
ciudades (incluyendo los suburbios de la capital), ha impulsado al
Gobierno a recurrir también a tropas de reemplazo regulares, en su gran
mayoría suníes y propensas a la deserción. En lugar de decantar la
situación a favor de Bachar el Asad, el despliegue de efectivos
adicionales parece haber contribuido a engrosar con nuevos desertores el
Ejército de la Siria Libre. Una fuente de la oposición admitió que las
bajas del Ejército gubernamental en Homs eran “muy elevadas” y anunció
que los rebeldes preparaban “una contraofensiva inminente” para vengar
el bombardeo y obligar a retroceder al Ejército. “Si el mundo no nos
ayuda, tendremos que liberarnos solos", añadió.
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Tres décadas de la destrucción de Hama
El bombardeo de Homs coincide con el trigésimo aniversario de la
destrucción de Hama por parte de Hafez el Asad, padre del actual
presidente. El 2 de febrero de 1982, el Ejército sirio inició un
bombardeo sobre Hama, escenario de una rebelión organizada por los
Hermanos Musulmanes. Cuando cayó el último proyectil, el 28 de febrero,
la ciudad era un cementerio en ruinas. Nunca se ha sabido con exactitud
el número de muertos, ya que el régimen sirio procura borrar de la
historia esos hechos, pero las estimaciones oscilan entre los 10.000 y
los 20.000. La coincidencia en las fechas, unida a la brutalidad del
bombardeo sobre Homs, marca un hito. La rebelión contra el presidente
Bachar el Asad (mayoritariamente rechazado por la población suní, pero
respaldado por las minorías alauí y cristiana) entra en una nueva fase.
Las reacciones en el exterior han sido inmediatas. Túnez, como ya
hizo Libia, ha roto relaciones con el Gobierno de Damasco. Simpatizantes
de la oposición intentaron asaltar las embajadas sirias en El Cairo,
Londres y Ciudad de Kuwait, y se manifestaron frente a las embajadas en
Washington, Berlín y Atenas.
* Publicado por Enric González en elpais.com
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A todo esto..
Rusia y China vetan la resolución contra Siria horas después de la última masacre
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Rusia y China han impedido en el Consejo de Seguridad de la ONU el
último esfuerzo de la comunidad internacional, excepcional y
resueltamente encabezado por los países árabes, para detener la matanza
creciente en Siria. Después de varias semanas de una pugna diplomática
que puede dejar huella en el futuro de las relaciones internacionales,
el veto de esos dos miembros permanentes deja al régimen sirio con las
manos libres para continuar su campaña represiva ante la mirada
impotente del resto del mundo.
El Consejo de Seguridad ha votado entre una enorme expectación por
distintas razones. Las noticias que llegaban de Siria insistían en la
agudización de la tragedia, con decenas de víctimas mortales que en las últimas 48 horas
se han sumado a los más de 6.000 que, según la ONU, han perdido la vida
desde el comienzo del levantamiento popular contra la dictadura de
Bachar al Asad. Era, además, una de las pocas veces en la historia de
esta institución en la que los propios árabes –la resolución fue
presentada por Marruecos en nombre de la Liga Árabe- pedían el respaldo del resto de la organización para facilitar la caída de un líder árabe.
La trascendencia del papel de Siria en Oriente Próximo exigía, por
último, una acción firme de parte de la comunidad internacional para
detener un conflicto que puede temer ramificaciones peligrosas en toda
la región, incluido Irán.
Ninguna de estas razones convenció a Rusia y China, que pusieron por
delante la preservación de la soberanía territorial de cada Estado,
independientemente del régimen que lo gobierne, sobre la responsabilidad
moral de las organizaciones multinacionales de defender los derechos
humanos y la vida de las personas, al menos allí donde están siendo
violados de forma más grosera.
“La historia no tendrá piedad para aquellos que han impedido al
Consejo de Seguridad ayudar a la Liga Árabe”, manifestó el embajador de
Francia, Gerard Arnau, resumiendo el tono del resto de las
intervenciones en la reunión de ayer.
Los delegados árabes, europeos y norteamericanos negociaron durante
varios días un texto de resolución que fuese aceptable para Rusia, el
primer país que amenazó con el veto, pero que, al mismo tiempo,
recogiese la voluntad mayoritaria de poner fin a esta tragedia. Fue
inútil. Una última versión en la que se hacía explícita la renuncia a
intervenir militarmente en Siria y se eliminaba la demanda de dimisión
de Asad, tampoco fue tolerable para los representantes rusos, que
pretendían plantear la situación como un conflicto civil entre dos
bandos armados para el que únicamente cabía recomendar una solución
pacífica y una transición negociada.
“A menos que denunciemos la violencia de ambos bandos, estaremos
tomando partido en una guerra civil”, declaró el ministro de Relaciones
Exteriores ruso, Sergei Lavrov, durante una conferencia internacional en
Múnich. En sus intervenciones de ayer, tanto el delegado ruso como el
chino sostuvieron que la situación en Siria era, esencialmente, un
asunto interno ante el que el resto de los países sólo podía ayudar a
encontrar un arreglo.
Presionados por los países árabes, que no querían más rebajas del
texto inicial de resolución, los miembros del Consejo de Seguridad
rechazaron la petición de Rusia de un nuevo aplazamiento de la votación y
procedieron, finalmente, ayer a un trámite que abre en la diplomacia
internacional unas heridas que no serán fáciles de cerrar.
El Consejo de Seguridad había sido muchas veces en el pasado testigo
de cómo los intereses particulares se imponen sobre la justicia y el
derecho internacional. Todas las potencias grandes y menores han
exhibido en alguna ocasión esa dolorosa verdad. Pero en cada nueva
reunión, y con la ilusión de un nuevo mundo que parece aflorar, se
renueva la confianza en que este Consejo puede acabar siendo un
instrumento eficaz para el bien. Libia parecía ser, recientemente, una
luz en ese sentido.
Le negociación sobre Siria, donde Rusia tiene intereses militares,
China intereses económicos y ambos, intereses estratégicos, ha devuelto
al mundo a la realidad, lo que obliga a pensar sobre la credibilidad de
potencias emergentes que reclaman un papel central en el contexto
mundial. Pero esta votación puede tener otros efectos más inmediatos en
las relaciones de Estados Unidos con esas dos naciones y en el futuro de
la primavera árabe.
Minutos antes de la votación, Barack Obama hizo pública una
declaración para dejar claro que no comparte la decisión de la ONU. “Los
sufridos ciudadanos de Siria tienen que saber que estamos con ellos y
que el régimen de Asad tiene que caer”, dijo el presidente
norteamericano. Mientras tanto, en Múnich, la secretaria de Estado,
Hillary Clinton, llamó, ante el desplante de China y Rusia, a que
“Europa y EE UU actúen con más energía contra las tiranías”.
¿Qué tiene que ocurrir para que actúen?
* Publicado por Antonio Caño en elpais.com
¿Qué tiene que ocurrir para que actúen?
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