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Quienes usurean no se levantarán sino como se levanta aquél a quien el Demonio ha derribado con sólo tocarle, y eso por decir que el comercio es como la usura, siendo así que Allah ha autorizado el comercio y prohibido la usura.
Corán 2:227
Cuando se habla de banca islámica, es
precisamente la prohibición del interés lo que llama la intención del
interlocutor en primer lugar. Pero las finanzas islámicas son mucho más que
eso, el sector ha experimentado un crecimiento considerable en los últimos
tiempos, sus principios basados en la ética y sus atractivos instrumentos
financieros lo sitúan como una posible alternativa a la banca tradicional.
Aunque su existencia data de los tiempos
posteriores a la muerte del Profeta, donde se establecieron sus principios
acordes al Corán, no fue hasta hace aproximadamente 40 años que se constituyó
un sistema financiero que adaptara sus principales instrumentos a la Sharia y a la tiempos modernos. Los primeros
bancos islámicos surgieron en los países del Golfo debido principalmente a la
acumulación de riquezas a raíz del descubrimiento de petróleo y la aparición de
los petrodólares. De hecho, sigue siendo en esta zona donde se encuentra el 35%
de sus activos.
La industria la forman actualmente más
de 500 instituciones repartidas en 75 países. Entre los 292 bancos totalmente
islámicos, las 115 compañías financieras y las 118 compañías aseguradoras, se
estima que sus activos totales pasaron de 500 millones de dólares en 2007 a un
billón en 2010, duplicando así su tamaño en tan sólo
tres años. Además, sus activos crecen a una tasa anual del 27%, mientras que la
banca tradicional registra una tasa de crecimiento por debajo del 19%.
El sistema bancario islámico también se
ha extendido, aunque de manera más paulatina, por el Norte de África y Asía,
donde convive con la banca tradicional. En los últimos tiempos, debido al
creciente número de musulmanes en Europa y otras partes del mundo, los
servicios financieros islámicos han trascendido más allá del mundo musulmán y son
ofrecidos no únicamente por bancos islámicos, sino también por sus filiales
islámicas en instituciones financieras internacionales clásicas como HSBC o BNP
Paribas, que han comenzado a proporcionar a sus clientes productos financieros
acordes a los principios de la Sharia. En la actualidad diversos bancos
prestan servicios de ese tipo en países como Alemania, Canadá, China, Estados
Unidos, India, Japón, Luxemburgo, Suiza, y el Reino Unido. De hecho, Reino
Unido ocupa el décimo lugar en la lista, confeccionada por The Banker,
de los quince países más importantes en volumen de activos en cumplimiento a
los principios de la Sharia, convirtiéndose así Londres en el centro de
las finanzas islámicas en Europa y el primero en emitir bonos (sukuk) fuera de un país musulmán.
Pero ha sido sin duda la actual crisis
económica global la que ha hecho poner de relieve el interés por las finanzas
islámicas a nivel internacional. Son cada día más los inversores, musulmanes o
no, que deciden apostar por este tipo de productos ya sea porque se adecuan a
sus creencias ideológicas o simplemente porque representan una nueva
alternativa para sus inversiones. El principal atractivo es la ausencia de
interés en el crédito y su limitado riesgo, ya que la relación entre banco y
cliente no es la clásica entre acreedor y deudor, si no que se trata de una
relación en la que ambas partes comparten tanto riesgos como beneficios.
Además, no podemos olvidar que aún en
los peores años de la crisis financiera global, la banca islámica ha mantenido un
crecimiento, aunque más moderado que en años anteriores, pero suficientemente
estable. Los principales analistas financieros han documentado como este
mercado se ha visto considerablemente menos afectado por la crisis financiera internacional,
en buena medida gracias a las restricciones impuestas a su estructura y el contenido
de su principales instrumentos. El respaldo obligatorio de las operaciones por
un activo real actúa de freno al excesivo aumento del crédito en momentos de
auge como el vivido en países como España hasta 2008. Debido a los principios
en los que se basa, la banca islámica permite una valoración de los
instrumentos financieros mucho más transparente, en contraposición a los productos
financieros tan complejos para la mayoría usados en la banca convencional.
Aunque en la actualidad la industria
financiera islámica supone únicamente alrededor del 2% de la totalidad de la
banca mundial, su enorme potencial de crecimiento y sus atractivos productos
financieros hacen que algunos analistas consideren que en un futuro esta podría
incluso desplazar por completo a la banca tradicional. Este es precisamente el
objetivo de este trabajo, indagar cuál es el verdadero funcionamiento de la
banca islámica, cuáles son sus principales instrumentos y en que principios
religiosos se basan. Todo ello para llegar a determinar si realmente las
finanzas islámicas podrían tener un futuro prometedor en el resto de países no
musulmanes y si esta podría convertirse en una solución a la actual crisis
económica que afecta a los países desarrollados. Además de comprobar como en el
ámbito económico las relaciones del mundo occidental con el islámico son más fáciles que en otros ámbitos.
Christina Barragán-
Universitat Rovira i Virgili
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