Universitat Rovira i Virgili
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Introducción
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“El día en que
llamemos a todos los hombres con su Profeta, aquellos a quienes se coloque su
Libro en la diestra recitarán su Libro y no serán vejados ni en la cuantía de
una piel de dátil. Quien en esta vida esté ciego, en la última estará más ciego
y más extraviado en la senda”
(Corán 17:
73-74)
El Islam es una religión
fuertemente orientada hacia la conservación de las formas y prácticas
tradicionales. En el propio Corán se puede observar un cierto recelo a la
innovación en la presentación del mensaje islámico. No hay duda de que los
árabes pre-islámicos fueron capaces de reemplazar muchas de sus costumbres por
las prácticas introducidas por el Profeta. Una vez que Mohammad fue aceptado
como su líder, la idea de que sus seguidores debían imitar sus prácticas (Sunnah)
fue absorbida fácilmente por la primitiva comunidad musulmana. En consonancia
con esta tendencia conservadora, las apelaciones por el cambio en las
sociedades islámicas han sido normalmente entendidas como llamadas a la
"renovación" (tajdid). Incluso el término islah, a
menudo traducido como "reforma", literalmente significa
"reparar" y no "remodelar"[1].
Según la teología islámica
ortodoxa, ya que el Islam es la religión final, lo que necesita cada generación
no son nuevos modelos y prácticas, sino una limpieza continua de la sociedad de
aquellas ideas y prácticas que han corrompido el modelo original. La
declaración atribuida al profeta Mohammad "Al comienzo de todos los
siglos, Dios enviará a alguien a esta comunidad que renovará su religión"[2]
reafirma en este sentido que la renovación es el paradigma principal para el
cambio social legítimo. Este discurso de renovación ha destacado especialmente
en el Islam modernista, el cual ha estudiado gran parte de la sociedad islámica
tradicional, plagada de prácticas supersticiosas e instituciones ajenas al
mensaje islámico puro e irrelevante para la sociedad moderna. El objetivo de
esta renovación ha sido, en gran medida, el de liberar a las mujeres musulmanas
de las limitaciones habituales en el espacio público.
Estudiosos como el egipcio
Mohammed Abu Shuqqaq en su obra “The Liberation of Women in the Era of the
Message”, han devuelto a la luz diversos hadithes ya olvidados que
demuestran el grado en que las mujeres fueron participantes activos en todos
los aspectos de la vida en la comunidad de tiempos del Profeta. Además, otros
han demostrado como las musulmanas contribuyeron a la erudición islámica en las
generaciones posteriores. Muhammad Zubair Siddiqi[3],
por ejemplo, ha estudiado la participación de las mujeres en los estudios de hadith
a lo largo de los siglos, enumerando docenas de mujeres que interpretaron la sunnah
profética para hombres y mujeres durante generaciones. De la misma manera
que la autora marroquí Fatima Mernissi[4],
este y otros estudios han redescubierto una historia olvidada de mujeres que
participaron en la conformación del discurso religioso islámico y como
gobernantes políticos. Sin duda, esta arqueología de mujeres que levantaron sus
voces autoritarias desde el principio del Islam ha sido algo verdaderamente
sorprendente para aquellos que creían que la mujer piadosa siempre había estado
en silencio entre los hombres y ausente de la esfera pública.
Actualmente, en Europa y Estados
Unidos, un número creciente de mujeres musulmanas han encontrado una nueva
confianza y aceptación en el campo de la erudición islámica. Ahora, plenamente
conscientes de la importancia de Aisha, la esposa del Profeta Muhammad
considerada por muchos como la erudita más destacada de su generación, las
mujeres musulmanas están seguras de que tienen derecho a estudiar y hablar
acerca de la interpretación del Corán, la sunnah e incluso la shari’a.
No es precisamente una novedad que haya mujeres con autoridad pública que
además interpreten y enseñen los textos islámicos, pero si es necesario para ello
una renovación del espíritu de la comunidad islámica. Al mismo tiempo que se
avanza en la apertura del campo de la erudición religiosa para las mujeres, hay
importantes desafíos en el desarrollo de instituciones y formas de liderazgo
religioso a través del cual las mujeres puedan ejercer la autoridad.
Este trabajo pretende profundizar
en uno de los campos en el que la mujer puede ejercer el liderazgo en el Islam,
el imamato. Para ello se analizaran diversos argumentos filosóficos, morales y
de género a favor y en contra del ejercicio de la mujer como imam. También se
hablará de la figura de las Murchidates como otro cargo de vital
importancia para la comunidad islámica actual.
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El imamato femenino
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El imamato femenino
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La escuela mu’tazilita
tiene como principio que la razón es el primer instrumento de conocimiento
religioso, a condición de que este argumento se utilice en conjunto y de
acuerdo con el Corán. Pero, que dice el Corán sobre la conveniencia o no del
imamato femenino? La verdad es que no mucho. Pero basta con evocar sus
referencias a la Reina de Saba o la autoridad de María como miembro de una
familia religiosa para poder comprobar que la autoridad en femenino ya estaba
explicita en el libro sagrado.
Algunas voces argumentan que el
Corán prohíbe a las mujeres hablar. Sin embargo, si una mujer no puede levantar
la voz, como puede dirigir la oración? Para responder a esta objeción, debemos
comenzar con la cuestión de la interpretación de los textos. Si tratamos de
comprender el significado y la sabiduría
del mensaje, su interpretación y su fiabilidad pueden ser muy variables.
Algunos utilizan para justificar la imposibilidad del liderazgo político de la
mujer un hadith muy conocido y repetido en el que se dice que una nación
dirigida por una mujer cayó en el camino del desvío y la catástrofe. Sin
embargo, este hadith es conocido por los expertos como “dha’eef”,
es decir “no fiable”, aunque sea utilizado muy a menudo para justificar
argumentos en contra de la autoridad de la mujer. En cambio, un episodio poco
conocido ha sido certificado por todos y considerado como “sahih”
(fiable o correcto). Se trata de la
designación por el Profeta de una mujer para la dirección de la oración. El hadith
narra como la mezquita de Medina ya no tenía capacidad para albergar a todos los
fieles, entonces Mohammed designó a una mujer, Um Waraqa[5],
para dirigir la oración en su "dar". El término dar es
una palabra polisémica, que puede significar "casa" o “zona".
Como en la mayoría de los casos, existen discrepancias sobre la interpretación
de las palabras del profeta. Según algunos, este nombramiento pretendía que Umm
Waraqa dirigiese la oración únicamente en su propia casa pero no en el
vecindario. Sin embargo, otros lo interpretan como que se trataba efectivamente
de su barrio. Lo único verdaderamente evidente es que Mohammed designó a una
mujer para dirigir la oración desde fuera cual fuese el lugar o el número de
público oyente.
Teniendo como base el Corán y la Sunnah,
en los últimos años han surgido los primeros intentos para reconocer el Imamato
femenino. El más famoso es probablemente la celebración de la oración del
viernes en Estados Unidos en marzo de 2005 por Amina Wadud[6],
erudita de Al-Azhar, actualmente profesora de ciencias islámicas en la
Universidad de Virginia. Otra imam canadiense también realizó la oración ante
una asamblea mixta, y se conocen otros casos en Bélgica e Italia. Pero no se
trata de un hecho aislado, cabe señalar que en algunas partes de la India y
África, dentro de la base de las sociedades matriarcales, las mujeres imames
que ofician únicamente para otras mujeres son un hecho consolidado. Además, en
China, el Imamato de la mujer está muy extendido, especialmente en las
provincias de Yunnan[7],
donde las mezquitas tienen la particularidad de tener un doble espacio: uno
para los hombres con un imán de sexo masculino, y otro para mujeres dirigidas
por una imam mujer.
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Argumentos a favor
.Argumentos a favor
Los principales autores que defienden
el imamato femenino en sus obras basan sus argumentos en diferentes hechos.
Quizás el más importante de ellos sea que el Corán mismo es ya testimonio de la
capacidad de la mujer para dirigir una comunidad tanto política como
espiritualmente. Las únicas condiciones establecidas en los textos para
realizar la jutba son el conocimiento del Corán y la Sunnah y la
condición interior de la persona que la realice (en términos coránicos, iman
o confianza en Dios, y taqwa o conciencia). Pero en ninguna de estas
condiciones se habla del sexo al que debe pertenecer el imam. Por otro lado,
tampoco existe ninguna aleya que prohíba a una mujer dirigir la oración, ya sea
ante hombres o mujeres, por lo que debemos acudir al hadith como segunda
fuente de jurisprudencia dentro del Islam sunní.
A este respecto nos encontramos
con una serie de hadithes que acreditan que dos de las esposas del
Profeta, ‘Aisha y Umm Salama, dirigían las oraciones en el que participaban
solo mujeres, colocándose en medio de la fila y no en posición adelantada como
es lo habitual. Entre estos hadithes podemos citar los de ‘Abdu Raziq,
Ad-Daraqutni y Al-Bayhaqi; donde no solo se narra como ‘Aisha ejercía de líder
de la plegaria, sino que además solía dar también el Adán y la Iqama[8].
Por otro lado Ash-Shafi’i, Ibn Shaybah y ‘Abu Raziq narran como Umm Salama
también dirigía a las mujeres en la oración ocupando la posición central de la
fila. Al Qudama[9],
en su obra Al-Mughni, dice lo siguiente:
“Las narraciones difieren en cuanto a si es deseable o no que una mujer dirija a otras mujeres en el Salat. Por un lado se ha transmitido que es algo deseable como así lo atestiguan algunos sabios como ‘Ata, At-Thawri, Al-Awza’i, Ash-Shafi’i, Ishaq y Abu Thawr, y el Imam Ahmad ibn Hanbal se ha pronunciado en este sentido como algo deseable, siguiendo el ejemplo de ‘Aisha y Umm Salama. Sin embargo, ahul ar-ra’i (“la gente de la opinión”, se entiende por este término a las escuelas de fiqh que ponían más el acento en la reflexión racional que en el hadith) lo estiman como algo no deseable. Por otro lado Ash-Sha’bi, An-Nakh’i y Qatadah sostienen que las mujeres pueden dirigir los Salat voluntarios pero no los obligatorios.”
Incluso entre los hanbalíes se
encontraban eruditos como Ibn Taymiyah (m. 728 H) que aceptaban el imamato
femenino en algunos casos: “Es permisible que una mujer instruida dirija en las
oraciones de tarawih[10]
a hombres iletrados, según el reconocido aserto de Ahmed [ibn Hanbal] y en
otras oraciones no obligatorias. Sobre esto existen dos hadithes.[11]”
Con todo esto podemos comprobar
como tres de las escuelas de fiqh que han llegado hasta nuestros días
aceptan que una mujer pueda dirigir la oración a otras mujeres presentando
pocos conflictos entre las diversas opiniones. En cambio, la segunda cuestión,
sobre el hecho de mujeres liderando la oración en plegarias mixtas, el tema se
vuelve más complicado y presenta una polémica
muy diversa.
Como he comentado anteriormente,
el hadith donde aparece Mohammed designando a una mujer para dirigir la
plegaria colectiva también es de vital importancia para esta defensa: “Está
testimoniado sobre Umm Waraqah —la cual había aprendido el Corán de memoria—
que el Profeta —la paz y las bendiciones de Al-lâh sean para él— le ordenó
actuar como imam para la gente de su casa (ahlu dariha), y ella tenía un
muecín, y ella acostumbraba a hacer de imam para la gente de su casa.” Hadith
que ya fue mencionado por Ibn Hayar[12]
en su comentario, refiriéndose a “Ahl dar” como la gente del vecindario,
y además especificando que todos eran hombres.
Basándose en este hadith,
Nevin Reda[13]
en su artículo “What would the Prophet do? The islamic basis for female-led
prayer” defiende el imamato de la mujer en la oración mixta. Esta narración se
encuentra en las compilaciones de Abu Dawud, ad-Daraqutni, al-Bayhaqi,
al-Hakim, Ibn Sa’d y en otras fuentes. Pero aun así, ha sido puesto en duda por
los estudiosos del hadith debido a que dos de los transmisores de la
cadena no son muy fiables, en concreto, Walid ibn Abdullah y Abdu Rahman ibn
Khallad. Imam al-Hakim también cuestiona su fiabilidad y Ibn Hayar al-‘Asqalani
menciona que ‘Aqili dijo que había incoherencias en sus narraciones.[14]
Aun así, nos encontramos con
numerosos antecedentes de aceptación del imamato femenino por parte de
importantes alfaquíes como ibn Rushd e ibn al-’Arabi en al-Andalus, Abu Thawr,
Abu Dawud, Tabari, ibn Hanbal e ibn Taymiyah. La opinión jurídica de Ibn Arabi
de Murcia (1165-1240), el gran maestro andalusí, en su obra cumbre, “Al-Futuhat
al-Makkiyya”:
"Algunos mantienen que el imamato de una mujer es absolutamente lícito, tanto ante hombres como ante mujeres, y yo comparto esta opinión. Otros sólo lo juzgan lícito ante mujeres, sin que haya hombres presentes. El Profeta (saws) afirmó la perfección de ciertas mujeres como lo hizo de la de ciertos hombres, aunque fuera mayor el número de estos últimos que la alcanzaron. Se puede considerar esta perfección como nubuwwa o como imamato. Consecuentemente, el imamato de una mujer es válido, y no se debe hacer caso a quien se oponga a ello sin pruebas"[15].
Pero no sólo Ibn Arabi, muchos
otros pensadores musulmanes a lo largo de la historia han defendido la
capacidad de la mujer para oficiar las oraciones. Entre ellos Abu Thawr (m. 240
de la Hégira), perteneciente a la escuela del Imam Shafi’i. También el fundador
de la escuela Zaharí, Abu Dawud (m. 270 H) o el gran comentarista coránico
Tabari (m. 310H). Precisamente es el andalusí Ibn Rushd quien afirma en su obra
“Bidayat al-Muytahid” que estos eran una excepción entre los ulemas ya que
permitían a las mujeres dirigir a los hombres en las plegarias sin ningún tipo
de restricción.
Uno de los personajes femeninos
más destacados y documentados fue Amrah bint Abdur-Rahman, una de las más
grandes transmisoras de textos coránicas perteneciente a la generación
posterior a los compañeros del profeta. Fue jurista, mufti, y especialista en hadith.
El califa 'Umar ibn 'Abdul-Aziz, solía decir: "Si quieres aprender el hadith
ve a Amrah". También está documentado que el Imam Zuhri, a quien se le
atribuye la elaboración de la primera recopilación sistemática editada de hadith,
solía decir: "Ve a Amrah, que es el gran recipiente de hadithes"[16].
También está documentado que
Aisha bint Abdul-Hadi enseñaba ciencias islámicas en la gran mezquita de
Damasco en el siglo XIV[17].
Aisha fue nombrada por el propio sultán de la época como maestra de hadith
y se dedicó a enseñar la compilación del imam al-Bujari. Incluso Ibn Hayar
al-Asqalani, considerado como uno de los mayores estudiosos de hadith,
viajó hasta Damasco para estudiar con ella.
Por su parte, el l Imam Hakim
Naisapuri[18]
dice: "Una cuarta parte de nuestra religión depende de las narraciones de
las mujeres. Si no fuera por estas narraciones, se perdería una cuarta parte de
nuestra religión."
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Argumentos en contra
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La mayoría de autores con
posiciones en contra del imamato femenino basan sus argumentos en los mismos
textos, o similares, que aquellos a su favor. La diferencia principal es la
interpretación de que hacen de estos, tratándose principalmente de argumentos
claramente de género. Consideran que entre las cosas reservadas exclusivamente
a los hombres por Dios se encuentran la yihad, la autoridad y el
imamato. Para ello se basan en aleyas como: “No deseéis aquello con lo que Dios
favoreció a unos respecto de otros. Los hombres tienen una parte de lo que han
adquirido. Las mujeres tienen una parte de lo que han adquirido.” (Corán 4: 36)
o “Las mujeres tienen sobre los esposos idénticos derechos que ellos tienen
sobre ellas; pero los hombres tienen preeminencia. Dios es poderoso, sabio”
(Corán 2: 228). De acuerdo con as-Saadi[19],
la frase "los hombres tienen preeminencia" significa más derechos y
la supremacía en temas como el ejercicio del Imamato y el poder judicial. De
todas formas, en ninguna de las aleyas se hace explícita prohibición del ejercicio
del imamato.
Si echamos un vistazo al debate
de los intelectuales sobre este tema en el pasado, nos encontramos con el
propiciado por Abu Ali Muhammad Ibn Ahmad Ibn Hazm al-Andalusi, más conocido
como Ibn Hazm de Córdoba (m. 456 H). En su obra “Al-Fisal Milal fi al-wa-wa-al
al-Nihal Ahwa’i”[20],
publicada en al-Andalus en el siglo XI, Ibn Hazm nos da su punto de vista y el
de otros intelectuales como Al-Qurtubi, Ibn al-Hajjar Asqalani o Imam
al-Nawawi. Se trata de una pieza muy relevante ya que en ella podemos discernir
las diferencias entre lo que realmente es heredado de las costumbres de lo que
forma parte de la Shari’a.
Según Ibn Hazim, Abu Mohammed
afirmaba en la época que no encontraba ninguna prueba para aquellos que
defendían el imamato de las mujeres basándose en el verso coránico que dice:
“Antes de ti no hemos enviado más que a hombres a los que inspiramos.
¡Preguntad a los poseedores de la amonestación si vosotros sabéis!” (Corán 21:
7).
Ya en la actualidad, después de
la polémica que suscitó en Estados Unidos y otros países el hecho de que
mujeres musulmanas estuvieran dirigiendo oraciones mixtas, el Sheikh
Yussuf Abd-Allah al-Qaradawi publicó una fatwa con respecto al tema.
Según al-Qaradawi, no se conoce en la historia musulmana a lo largo de catorce
siglos el caso de ninguna mujer que haya dirigido la oración de los viernes
contando con un público masculino. Para él, originalmente el imamato está
reservado exclusivamente para los
hombres debido a que el imam debe seguir una serie de preceptos durante la
oración que lo hacen inclinarse y postrarse teniendo a su público detrás. Por
ello no sería conveniente para ninguna mujer realizar este tipo de movimientos
delante de hombres en un acto de adoración que requiere la serenidad del alma y
de la mente. Todos sus argumentos se basan prácticamente en el mismo argumento
de género, según sus palabras Dios quiso que el cuerpo de la mujer tuviera una
forma diferente para despertar la libido del hombre y con ello permitir el
matrimonio en el marco de la perpetuación de la raza humana. Por ello, para
evitar el camino de la tentación, la Shari’a ha reservado únicamente
para los hombres la llamada y la dirección de la oración. También dictamina que
las mujeres deben situarse por detrás de las filas de hombres en la mezquita,
afirmando que los mejores entre las filas de los hombres son las primeras y las
mejores entre las filas de las mujeres son las más rezagadas. Así el hombre
puede concentrar toda su mente y su atención en el fortalecimiento de su
relación con Dios, sin que su imaginación comience a divagar fuera del círculo
de la fe. Para él, el Islam es una religión realista que no trata a las
personas como si fueran ángeles alados, sino como seres humanos movidos por
instintos y sentimientos.
Según el Sheikh, las
cuatro escuelas jurídicas islámicas están de acuerdo en el hecho de que las
mujeres no pueden conducir a un hombre en la oración, aunque en alguna de ellas
ha permitido a mujeres dirigir la oración en su familia, sabiendo que lo
hombres delante de los que oraban eran maharim[21].
De todas formas, cabe destacar el hecho que después de toda esta fatwa
defendiendo la imposibilidad de la mujer para liderar la oración, él mismo
reconoce que, si nos fijamos en los textos, no encontramos ningún texto
explícito y auténtico que prohíba a la mujer dirigir la oración o incluso el
sermón del viernes.
Delante de esta controversia
sobre la aceptación o no del imamato femenino, a principios del año 2006, el
gobierno marroquí anunció que se había completado la formación del primer grupo
de murchidates en Dar al-Hadith al-Hassania, un seminario
normalmente reservado a los hombres. El objetivo de estas 50 mujeres es el de
ser distribuidas por diferentes mezquitas del país con la tarea de responder a
las cuestiones religiosas de las demás correligionarias, además de ayudar en
los programas de alfabetización y proporcionar orientación jurídica en el
derecho de familia o Moudawwana, reformado en los últimos años. Su papel
en la mezquita, sin embargo, dista mucho del de imam ya que no podrán dirigir
la oración.
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Las murchidates
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Al abordar este tema, se plantean
una serie de preguntas que tienen más que ver con el ámbito político que el
religioso. ¿Por qué el gobierno de Marruecos, con Mohammed VI en cabeza como Amin
el-Mu’minin o Principe de los Creyente, decidió impulsar este movimiento?
¿Por qué hacerlo en ese momento, justo un año después de que Amina Wadud
dirigiera la primera oración mixta en Estados Unidos? ¿Qué es lo que esperan
lograr las mujeres con ello?
Todo pinta a que gran parte de la
motivación detrás de la iniciativa del rey era simplemente de carácter
político. Tratando de asegurar y legitimar su poder, ha utilizado de alguna
manera el tema de la autonomía de las mujeres para conseguir apoyo. Algunas de
estas cuestiones fueron tratadas en un documental aparecido en la cadena
americana PBS en julio de 2006 titulado “Class of de 2006”[22],
producido por Charlotte Mangin y dirigido por Gini Reticker. El documental, a
pesar de recaer bastante en los estereotipos marroquís y los clichés
turísticos, cuenta con partes muy interesante donde se pueden comprobar los
grandes contrastes en la sociedad marroquí actual.
El personaje principal es Samira
Marzouk, una mujer de veintinueve años interesada desde siempre en la religión
que vio en este programa una gran oportunidad. También aparecen figuras como la
activista feminista Fouzia Assouli, actualmente secretaria general de la Liga
de los Derechos de la Mujer, o la
doctora Naji Rajaa Mekkaoui, profesora titular de Derecho en la Universidad
Mohammed V y primera mujer en recitar una lectura religiosa por televisión
durante Ramadán; contratada para entrenar a futuros imames y murchidates
aunque, para ello, haya tenido que enfrentarse a la reticencia inicial de
algunos de sus alumnos de sexo masculino.
En el lado más opuesto nos
encontramos con Nadia Yassine, portavoz del grupo islamista Justicia y Caridad,
que se burló deliberadamente de los programas de alfabetización que el gobierno
y las ONGs han llevado a cabo en los últimos años destinados a mujeres mayores.
Según sus propias palabras “A ellas les enseñan a leer A, B, C,… ¿Qué es eso?
Eso es justo lo suficiente para saber leer ‘Coca-Cola’ e ir a comprar la misma.
Este es un movimiento imperialista”. Des de luego sus palabras no merecen
ningún comentario al respecto ya que hablan por sí solas, pero en ellas podemos
deducir que la polémica no solo se crea entre musulmanes en contra o en favor
del imamato femenino, sino que simplemente en temas más “light” como el de las murchidates
ya encontraríamos diferentes grupos con opiniones a favor y en contra.
Conclusiones
Con todo ello podemos llegar a la
conclusión de que en realidad las voces que alegan por la defensa del imamato
femenino no son ninguna novedad ni tratan de hacer ninguna re-lectura de los
textos. Cuando hablamos de re-lectura estamos dando por hecho que ya existe una
lectura previa establecida y que esta pretende ser la canónica u ortodoxa,
hecho que en este caso no se da completamente. Principalmente porque uno de los
principios básicos del fiqh es que algo solamente puede considerarse haram
o ilícito si se demuestra de alguna manera que lo es. Mientras no existan
pruebas basadas en el Corán y la Sunnah no haría falta demostrar que
algo es ilícito. Las respuestas a esta cuestión han sido diversas, desde los
que apelan a la religión de los antepasados hasta aquellos que lo ven con
normalidad. Pero, todavía nadie ha aportado una sola evidencia, extraída del Corán
o la Sunnah, conforme a que esto
sea algo ilícito.
En mi opinión, el mensaje del
Corán es incompatible con el patriarcado. Las lecturas patriarcales del Corán
no tienen ni el más mínimo fundamento, ni Dios es un padre ni existe separación
de roles entre el hombre y la mujer. Por eso en ocasiones se ejerce tal grado
de violencia interpretativa sobre el texto, mutilándolo en aspectos
esenciales. Por patriarcado entiendo el
conglomerado de relaciones sociales, económicas e ideológicas que se originan
en la creencia sobre la inferioridad o subordinación de la mujer respecto al
hombre. El discurso patriarcal sostiene que las capacidades de la mujer son
limitadas con respecto al hombre, y considera que por sus características
biológicas concretas, la mujer ha sido dotada específicamente para la
maternidad y los trabajos del hogar. El varón estaría dotado para ejercer de
jefe del hogar y ocupar el espacio público.
El patriarcado asocia Dios a lo
masculino, al Padre. El patriarcado se vincula con el logocentrismo y no tiene
nada de natural, sino de cultural e ideológico. Implica la ruptura de la
justicia cosmológica basada en la perfecta interrelación de las fuerzas
masculinas y femeninas, activas y pasivas, que rige el orden de la Creación.
Por eso el patriarcado siempre ha estado vinculado al totalitarismo y a la
depredación de la naturaleza. La lectura
patriarcal del Corán ha desarticulado la antropología, la ética y la
cosmovisión coránicas y ha negado en muchas ocasiones los elementos
democráticos, igualitarios y ecológicos del Corán. No se ha necesitado la
llegada de la modernidad y del colonialismo para que dicha desarticulación se
produjera. Ha bastado con dejar el Corán en manos de los autoproclamados
"guardianes de la tradición", que lo han tratado de reducirlo a un
libro de leyes al cual la masa de los musulmanes deben obediencia ciega. Es
decir, lo han negado en tanto que revelación de Allah destinada a cada
ser humano sin ningún tipo de diferencia por su género o condición. Pero en realidad creo que este texto sagrado
se podría interpretar como el mejor
instrumento en la lucha contra el patriarcado, y no solo para los musulmanes,
sino para la humanidad en su conjunto.
[1] J.O. Voll,
"Renewal and reform in Islamic history: tajdid and islah,", Voices of
resurgent Islam, ed. by John Esposito (New York: Oxford University Press,
1983): 32-47.
[2] Sunan Abi Daud, 4 vols. (Cairo: Dar al-Misriyyah
al-Lubnaniyyah, 1988), v. 4, pp. 106-107.
'Abd al-Halim Abu Shuqqah, Tahrir
al-mar'a fi 'asr al-risalah (Kuwait: Dar al-Qalam, 1990).
[3] Muhammad Zubayr Siddiqi,”Hadith Literature: Its
origins, development, special features and criticism” (Cambridge: Islamic Texts
Society, 1993).
[4] Fatima Mernissi,
“The Forgotten Queens of Islam”, trans. Mary Jo Lakeland (Minneapolis:
University of Minnesota Press, 1993).
[5] Abû Dâwûd salât 500. cf. “Awn maabûd sharh sunan abî
dâwûd”.
[6] Véase:
http://es.wikipedia.org/wiki/Amina_Wadud
[7] Provincia de la República Popular China situada al sur
con capital en Kunming. Su población está formada por más de 20 etnias, entre
ellos los hui de religión musulmana. Véase: Revista Báraka del Centro Sufí Nashqbandi
Valencia-Samarqand.
[8]
La iqāma (en árabe إقامة) es la segunda llamada a la
oración, que se realiza justo después de que ésta dé comienzo.
[9]
Muwaffaq al-Din 'Abd Allah ibn Ahmad ibn
al-Maqdisi Qudamah al-Hanbali, erudito de renombre de la escuela de
jurisprudencia Hanbali, autor de'' Al-Mughni', (el principal manual de
jurisprudencia hanbalí)
[10]
Oración voluntaria que se reza después del aishaa
(oración obligatoria de la noche)
[11]
Ibn Taymiyah: “Radd al-Maratibul-Ijma”, pg. 290,
ed. Dar
ibn Hazm
[12] Ibn Hayar al-Asqalani, autor egipcio de más de 150
libros, la mayoría sobre el estudio del hadith, siendo el más importante
“Fath al Bari”, un comentario de Sahih Al-Bujari.
[13] Nevin Reda, “What would the Prophet do? The islamic
basis for female-led prayer”, 10 de Marzo, 2005, www.muslimwakeup.com
[14]
Ibn Hayar al-‘Asqalani, “Taqrib at-Tahdhib”
[15]
Muhyiddin Ibn iArabî de Murcia, “Al-Futuhāt al-Makkiya”, Tomo I, p. 447
[16] Imán Malik , “Al- Muwatta”,
[17] Hashmi, Farhat, “Contribution of Women in Spreading
the Teachings of Prophet Muhammad”
[18] Abu Abd-Allah Muhammad
ibn Abd-Allah al-Hakim al-Nishaburi (Persia, 933 – 1012)
[19] Abd ar-Rahman ibn
Nasir as-Sa'di at-Tamimi (1889–1956) ”Taysir al-Karim ar-Rahman fee Tafsir
al-Qur'an”
[20] Abu Ali Muhammad Ibn Ahmad Ibn Hazm al-Andalusi,
“al-Fisal Milal fi al-wa-wa-al-al-Nihal Ahwa'i”, Volumen V, pp 17-19
[21] Plural de mahram, designa a los parientes
próximos con los cuales el matrimonio es ilícito.
[22] Véase:
http://www.pbs.org/wnet/wideangle/episodes/class-of-2006/video-full-episode/1038/
[23] VV. AA. “ La mujer y el ministerio en las distintas
Iglesias cristiana: El ministerio en el diálogo interconfesional” Sígueme,
Salamanca (1976).
[24]
Las Conferencias de Lambeth son asambleas
decenales celebradas por los obispos de la Comunión Anglicana convocadas por el
Arzobispo de Canterbury. La primera de esas conferencias tuvo lugar en 1867.
[25]
Equivalente al cuerpo legislativo de la misma y el
cual está constituido por obispos, clérigos y laicos.
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